Son miles los practicantes budistas que se levantan cada mañana con un mismo deseo: alcanzar la iluminación para el beneficio de todos los seres. Algunos lo hacen de forma esporádica, otros de manera más intencionada, y luego hay los incurables, los irreversibles, los que ya no pueden vivir sin ello, los que están profundamente tocados y que hacen todo lo que está en sus manos para que ese profundo deseo de querer beneficiar a los demás se haga cada vez más real y auténtico en sus vidas.
Muchas son las oportunidades que abren puertas para tal desarrollo. Las posibilidades son tan amplias que a veces se nos va de las manos: queremos abarcarlo todo. ¡Es precisamente cuando uno aprende a valorar el tiempo en todo su esplendor!
En el book retreat de Lama Ole del Europe Centre sin embargo, hay tiempo de sobra para tenerlo todo: sesiones de meditación, trabajo en las tareas diarias, momentos para tomarse una cerveza con los compañeros, paseos por los magníficos campos alrededor del lago y por supuesto maravillosas posibilidades de poder trabajar con las emociones perturbadoras bajo el campo protector del lama.
Aunque pocos llegan a levantarse a esa hora, se empieza el día con el desayuno a las 8:00. A las 9:00, se va animando más gente con la primera sesión del día, que es la meditación del XVI Karmapa, a veces guiada por nuestro querido lama. ¡Un verdadero regalo para empezar el día! Los dormilones que no consiguen madrugar enganchan con la segunda sesión del día a las 11:00, durante la cual cada uno hace su práctica personal. Tenemos también a los más valientes que se ofrecen para ayudar en la cocina y preparar la comida. Después del almuerzo, se reparten varias tareas domésticas entre los que se ofrecen para ayudar a mantener el buen funcionamiento del centro. A las 16:00, se retoma la práctica, a veces con el estómago demasiado lleno dado el hecho de que la comida está deliciosa. ¡Pero bueno, como dice nuestro lama, hay que aprender a meditar en todo tipo de situaciones! A las 19:00, suena el gong para la cena y a las 20:00 nos reunimos para una última sesión del XVI Karmapa. Por la noche, se programa algo distinto cada día: charlas con travelling teachers, juegos de mesa, fiestas de baile y de vez en cuando apariciones de nuestro querido lama que de entrada nos dice: ¡qué bien veros, os echaba de menos!
En una de ellas, tuvimos la preciosa oportunidad de hacer el Phowa para unas 150 personas. Fue un momento que emocionó a mucha gente, no sólo por la sorpresa inesperada de ver aparecer al lama sino también por hacer con él el Phowa para otra gente. A más de uno se le puso la piel de gallina.
Así que por todo eso, vale la pena. Vale la pena sacar un billete, hacer la maleta y tirar para el sur de Alemania. Con el book retreat uno tiene el pack completo: abre nuevas posibilidades para desarrollarse e implementar condiciones necesarias en su mente para poder regresar a la vida diaria con un excedente inexplicable, ya que cuando uno vuelve y regresa con el cuerpo medio destrozado, siente que si pudiese volvería a empezar todo de nuevo.