En el proceso de alcanzar la liberación, primero se descubre que el cuerpo, los pensamientos y los deseos están en un estado de constante cambio. Por ello, no hay una base para la existencia real de un ego o “yo”. Al entender esto, ya no nos sentimos más como el objetivo y dejamos de tomar el sufrimiento de forma personal.
La iluminación es el siguiente paso, y también el último y definitivo. Aquí la clara luz de la mente irradia a través de cada experiencia. La mente disfruta de sus habilidades autosurgidas en todo momento, y todo se vuelve espontáneo y sin esfuerzo.