El primer visionado del documental «Wintertour» (realización: Leszek Dobrucki) que presenta a Lama Ole Nydahl – fundador en Occidente del Camino del Diamante, que introduce el Budismo al siglo XXI- fue presentado durante el curso de verano de meditación organizado en el hermoso parque de Kuchary, ubicado cerca de los terrenos que habían pertenecido a Helena Mniszkówna. Pocos estrenos tienen tanto público. Sus testigos fueron casi 3 mil espectadores, que llegaron de toda Europa. Entre ellos también el protagonista principal.
En año 1972 el XVI Gyalwa Karmapa, cabeza de la escuela tibetana del Budismo del linaje Karma Kagyu, le pidió a su estudiante de Dinamarca, con entonces treinta años, que junto a su esposa Hannah le representara en todo el mundo occidental. Lama Ole ejecutó su mandado tan eficazmente que hoy en día hay 640 centros Budistas que cultivan el pensamiento y filosofía traída de Tibet. Sin duda se muestra como un personaje carismático, que sabe entusiasmar a la gente de todas las naciones, culturas y generaciones.
Creado por la Fundación Dharma Movie Projects el ciclo cinematográfico «Man of Freedom» es un documental de cuatro partes que presenta 40 años del desarrollo del Budismo del Camino del Diamante en Occidente. Paradójicamente su primera parte titulada «Wintertour» («Viaje invernal») cuenta sobre cómo extender el Oeste al Este, que parece ser la tarea del Lama para los próximos años.
En el documental se ve a Lama Ole, de 72 años, cruzando toda Rusia en el transiberiano durante el invierno, de este al oeste. En el camino se encuentra con las estaciones y los Budistas rusos arropados esperándole. Cada vez más numerosos, más valientes, más confiados en que en sus ciudades también se construirán estupas (construcciones que simbolizan la Iluminación), gompas (lugares donde se medita) y sanghas (comunidades Budistas). Cuando el tren se para en la estación resoplando, se siente todo el frío y la grandeza de Rusia, pero cuando Lama Ole sale del vagón todo empieza a cambiar de un modo casi surrealista. Lama Ola no suele andar. El siempre corre. Por el andén , por las calles, por los túneles subterráneos, a orillas del lago Baikal…
Siempre en movimiento, lleno de entusiasmo y curiosidad por lo que encontrará detrás de la siguiente esquina, detrás de cada puerta, debajo de los párpados de la gente con la que se encuentra. Fuerte, pero no de forma provocativa. No es ni empático ni asertivo. Rechaza el desaliño académico de la psicología contemporánea. Para él cuentan los actos, no las palabras. Tiene energía y la reparte entre los demás. ¡Pero no para desaprovecharla! Tiene que servir a lo que según él es el mayor valor de la vida: acercarse a la verdadera esencia de la mente.
Los anfitriones en las distintas ciudades rusas corren a todo correr detrás del Lama sin dar crédito a lo que ven. Cuando habla con los transeúntes que se encuentra casualmente, cuando habla con los monjes y también cuando habla con los niños. Cuando se echa en la nieve riéndose ruidosamente, y cuando se quita la ropa para saltar desnudo al Baikal helado. Lo ven y no lo creen pero hacen lo mismo que él; endurecen los cuerpos en el hielo para calentar su interior, y creer que todo es posible.
«Wintertour» es una película que ha sido construída como si fuera una pieza de música, con un ritmo fácilmente perceptible y llevado con precisión. Funciona como un dinamo: dura y brilla más bajo la influencia de la energía que produce por sí mismo.
Enhorabuena para los autores: no es posible estar más cerca del Budismo. Y unas frases de admiración para el protagonista: «Tiene algo que hoy en día no tiene precio: La alegría contagiosa de la vida unida a una habilidad filosófica de aspirar a lo absoluto. Si hubiera estado allí durante el rodaje de la película «Wintertour», seguramente también habría saltado al lago Baikal…»