Este verano, el mundo tiene los ojos puestos en Londres para animar a sus atletas. Para ellos, el dicho «sin dolor, no hay gloria (no pain, no gain)» es parte de su camino a la excelencia. En lo que respecta al resto de nosotros, es posible que nos preguntemos si todo este dolor es necesario. ¿No sería la vida mucho más fácil si sólo tuviéramos los beneficios?
Nadie quiere el dolor y la crisis, pero en la vida es inevitable que pasemos por estas experiencias. Son un aspecto normal de la vida. No existe la vida sin dolor. De hecho, desde una perspectiva budista hay mucho de cierto en el dicho «sin dolor, no hay beneficio» pero tenemos una visión diferente a la interpretación que se le da usualmente.
Cómo hacer que funcione para ti
Si sabemos cómo usar nuestra sabiduría al lidiar con el dolor y las dificultades a las que nos vemos enfrentados, estas experiencias pueden ayudarnos a desarrollar un entendimiento y una riqueza interior superiores.
1. Acepta que el dolor es una parte natural de la vida: De vez en cuando vamos a experimentar el dolor, la confusión emocional y las crisis, simplemente porque todos ellos forman parte de nuestra existencia humana.
Por lo tanto, entendiendo que por más que lo intentemos no podemos exactamente evitar estas experiencias, podríamos aceptarlas y aprender algo de ellas. Por mucho que se pudiera tratar de evitar lo inevitable, cuando aceptamos y tratamos de comprender las experiencias dolorosas, podemos aprender y crecer.
2. El dolor y la alegría son – como la luz y la oscuridad – las dos caras de una misma moneda. Son interdependientes y están inseparablemente conectados entre sí. Al pintar un cuadro o tomar una fotografía, si no hay luz y oscuridad, no hay ni imagen ni pintura. Es el contraste mismo de la luz y la oscuridad lo que resalta la belleza y el color.
De la misma forma, ya que tenemos una vida, no tiene sentido decir que queremos una vida sin problemas y sin crisis. Esto sería lo mismo que decir que queremos un cuadro sin luz y sin oscuridad. Desde esta misma perspectiva, hasta la vida misma parece depender de la muerte también. No hay vida sin muerte -y lo opuesto es igualmente cierto.
Este tipo de comprensión puede realmente ayudarnos a apreciar esta experiencia llamada vida y a apreciar las oportunidades que tenemos de ayudarnos a nosotros y a otros.
3. Despierta, date cuenta: Siempre que nos enfrentemos a cualquier forma de crisis y apliquemos nuestra sabiduría a la situación, el dolor tiene la habilidad de hacernos conscientes de nuestro estado físico y mental, como la alarma del despertador. A pesar de que no estemos precisamente felices por el dolor, en este punto podemos encontrar la forma de apreciar la experiencia. En vez de enfocarnos exclusivamente en deshacernos del dolor tan rápido como sea posible, tenemos la habilidad de extraer algo significativo de aquellos sentimientos.
Todos tenemos una mente, y no hay mente sin sabiduría. Permitámonos usar nuestra sabiduría significativamente para ver la naturaleza de la vida, en vez de usarla para tratar de ver una obra pictórica sin luz o sombra.
Sea como sea, con el fin de sacar nuestra sabiduría inherente, realmente necesitamos permitirnos un momento para la contemplación. Al extraer cualquier cosa que sea útil para nuestras mentes, podemos ayudarnos a nosotros mismos y ayudar a otros. No necesitamos mover montañas. Es muy simple – todo lo que debemos hacer es compartir nuestra experiencia.
Cuando acogemos el dolor como parte del mosaico de nuestras experiencias de vida, conseguimos una nueva perspectiva sobre la vida y el mundo, y tomamos juntos la delantera en la carrera de la vida.